miércoles, 7 de agosto de 2013

La mayoría de los estatutos del Eterno están relacionados con la pureza y la santidad

Cuando un niño está pequeño no hace diferencia entre lo limpio y lo sucio, por esa razón frecuentemente se le tiene que llamar la atención y enseñar para que mantenga su ropa limpia, pues con frecuencia se limpia las manos en su ropa y la ensucia. Cuando va al baño se le tiene que enseñar a limpiarse y se le debe enseñar que no agarre las cortinas con las manos sucias. De la misma manera, el niño con cierta frecuencia se lleva a su boca objetos sucios, se come lo que no es comida y en repetidas ocasiones se le tiene que llamar la atención para enseñarle a discernir o hacer diferencia entre lo que es comida y lo que no es comida ¿porqué hace todo eso el niño? porque es solo un niño que apenas está aprendiendo y que no distingue entre lo limpio y lo sucio, y entre lo que es alimento y lo que no es alimento.
Cuando por vez primera formamos parte del pueblo del Señor, llegamos nuevamente a ser como niños 1 Coríntios 3:1-3, Hebreos 5:12-13. Niños en justicia por cuanto no conocemos la justicia de nuestro Padre, niños en santidad por cuanto no sabemos cómo practicarla o vivirla, niños en pureza por cuanto no sabemos nada de estas cosas (estoy hablando de la pureza del Reino y no de la que usted conoce). Por esta razón, necesitamos ser formados ahora en lo que es limpio y no limpio de acuerdo al criterio de nuestro Padre Eterno. Nuestro Padre no maneja los mismos principios de pureza que usted tiene cuando apenas ingresa a formar parte de su Reino, sus principios de pureza son distintos y superiores. Estos principios se los enseñó a Moisés para que instruyera a su pueblo en ellos por cuanto desea que su pueblo sea puro como lo es Él.
Cuando el apóstol Pablo hablaba de pureza 2 Coríntios 6:6, lo hacía en los mismos términos que lo hablaba y enseñaba Moisés a Israel Números 19:12, porque la pureza es un atributo del Eterno y que también demanda de su pueblo. Jesucristo no murió en la cruz para abolir las leyes relacionadas con la pureza, es decir, su pueblo aún necesita discernir entre lo puro y lo impuro Ezequiel 44:23, para que entienda como ser puro como el Padre también es puro.

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